La Cascada del Molino del Fraile es uno de esos lugares donde parece que el tiempo se detiene. Ubicada en plena Serranía de Cuenca, a tan solo 15 minutos en coche del Complejo Rural El Hosquillo, se ha convertido en un destino perfecto para quienes buscan una escapada tranquila y auténtica en plena naturaleza.
Lo que distingue a este rincón no es solo la belleza del salto de agua, sino también el aura especial que transmiten las ruinas del antiguo molino que le da nombre. Pasear por allí significa sumergirse en un paisaje donde historia y naturaleza se abrazan.


Una ruta accesible y encantadora
El camino hasta la cascada es corto, de apenas 3,5 kilómetros ida y vuelta, con una dificultad fácil-moderada, apta para familias con niños y para todas aquellas personas que deseen disfrutar de la naturaleza sin necesidad de grandes esfuerzos. Durante el recorrido, los pinares acompañan con su frescor, y los sonidos del agua marcan el ritmo del paseo.
Aunque hay pequeños desniveles, la ruta es cómoda y transcurre en buena parte bajo sombra. Al llegar, la recompensa es una cascada escondida entre paredes de roca y vegetación, que en primavera y después de las lluvias muestra todo su esplendor, aunque también es un lugar especial en verano por la frescura que aporta el entorno.
Historia y silencio
El molino en ruinas que se alza junto al salto de agua añade un toque de misterio y romanticismo. Allí es fácil imaginar la vida de otros tiempos, cuando el agua no solo era belleza, sino también fuerza y sustento. Hoy, los restos de esa construcción conviven con la naturaleza, recordando que la vida en la Serranía siempre ha estado ligada al agua.
El silencio solo se rompe con el rumor constante de la cascada, lo que convierte a este rincón en un lugar perfecto para la contemplación, la meditación o simplemente para dejarse llevar por la calma.



Ideal para combinar con otras paradas
La Cascada del Molino del Fraile está muy cerca de otros enclaves naturales de interés, como la Cascada del Trabaque, la Fuente de la Tía Perra o la Cueva de los Murciélagos. Es perfecta para organizar una jornada de excursión en la zona, disfrutando de varias paradas en un mismo día.
Además, gracias a su proximidad al complejo, es posible visitarla tanto en la mañana como en la tarde, incluso como una escapada breve después de comer.
Consejos prácticos
- Se puede apartar el coche en la zona de la Fuente de la Tía Perra y desde allí llegar caminando en pocos minutos.
- La mejor época para disfrutar del salto de agua es en primavera, cuando el caudal es mayor, aunque en verano el entorno sigue siendo ideal para pasear y refrescarse.
- El lugar es íntimo y poco masificado, lo que lo convierte en un tesoro para quienes buscan lugares tranquilos y menos conocidos de la Serranía.
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