La Serranía de Cuenca nos cautiva con su esplendor en cualquier época del año. Sus paisajes albergan una rica biodiversidad: ciervos, gamos, muflones y corzos recorren sus senderos, mientras bosques de pinos, boj y flores silvestres visten el entorno con vida y color. Este paraíso natural despierta nuestros sentidos y nos invita a descubrir cada detalle escondido en el corazón del bosque.
Los Callejones de las Majadas, un laberinto natural de roca caliza esculpida por el viento y el agua durante millones de años, que crea pasillos, túneles y formaciones curiosas que recuerdan a animales y figuras.
Es una ruta sencilla y accesible para todos los niveles, ideal para venir solo a desconectar, en pareja, con amigos o en familia.
A solo 2 km de nuestro complejo rural (puedes ir en coche o caminando por un bonito sendero) Ruta circular, tipo laberinto muy bien señalizado, de unos 3 km (1h–1h30), sin apenas desnivel, que puedes acortar si lo deseas.
Ideal en cualquier estación, con zonas de sombra, preciosas hiedras, escondites y bancos para descansar.
Perfecto también para sentarte a meditar o simplemente respirar aire puro.
En nuestro entorno cada paso es una aventura: rutas entre bosques, kayak, pozas, barrancos y un sinfín de actividades para conectar con la tierra… y contigo
te espera un entorno vivo para disfrutar en familia, explorar sin prisa y llenarte de energía.
En el corazón de la Serranía de Cuenca se esconde un lugar mágico donde la naturaleza se vive intensamente: el Parque Natural El Hosquillo. Un espacio único donde conviven osos, ciervos, lobos y buitres en plena libertad, rodeados de bosques frondosos, ríos cristalinos y paisajes que te dejarán sin aliento.
Ideal para una escapada en familia, con amigos o en pareja, El Hosquillo te invita a reconectar con la naturaleza y vivir una experiencia inolvidable.
Ven a conocerlo y déjate sorprender por la belleza salvaje de Cuenca.
En El Hosquillo somos pet friendly porque creemos que los animales forman parte de la familia. Queremos que disfrutes de tu estancia con ellos y que, al mismo tiempo, todos los huéspedes se sientan cómodos.
Así todos —humanos y peludos— podemos disfrutar de una estancia tranquila y en armonía con la naturaleza